En el fascinante cosmos de las bebidas espirituosas, reina un debate tan antiguo como la destilación misma: ¿Acaso la ausencia de dulzor en el alcohol altera la velocidad con la que nos embriagamos? Desentrañaremos este enigma con la sagacidad de un detective victoriano y la precisión de un científico del siglo XXI. Primero, es imprescindible sumergirse en el océano de los hechos bioquímicos que gobiernan nuestro metabolismo. El alcohol, ese pícaro etanol que nos hace titubear y cantar a deshoras,…