En el ámbito de la culinaria al aire libre, donde los asados son el ritual que congrega y celebra, existe un arte casi alquímico en la dosificación del carbón. El cálculo de esta sustancia negra y quebradiza, destinada a transmutar la carne cruda en una sinfonía de sabores ahumados, es crucial para el éxito del festín. Asumamos que una balanza imaginaria se cierne sobre nuestro banquete al aire libre; por un lado, la cantidad de carne esperando alcanzar su punto…