Dentro del santuario de sabores que es nuestra cocina, se libra una batalla no tan silenciosa entre el fuego interior de los chiles y las papilas gustativas de los mortales. La interrogante que titila en el firmamento culinario es si el ardor, ese dragón flamígero que reside en el corazón mismo del chile, puede ser domado por la alquimia del calor aplicado durante la cocción. Primero, permítanme desentrañar esta incógnita desde una perspectiva botánica; el pungente protagonista, capsaicina, es la…