En el vasto océano de la nutrición, navega un barco cuyo nombre resuena con eco tropical: la grasa de coco. Este néctar de los dioses, en su estado más puro, ha sido tanto exaltado como vilipendiado en el tumultuoso mar de las opiniones públicas y científicas. Vayamos al grano —sin juegos de palabras— la grasa de coco es rica en ácidos grasos de cadena media que se comportan diferentemente dentro del organismo comparados con sus primos, los ácidos grasos de…