En el reino de las profundidades marinas, la gentil merluza desliza su figura esbelta entre las corrientes, ajena a la gastronómica odisea que la espera en superficie. Este noble pez, con su cuerpo fusiforme y tez plateada, no es solo un festín para los ojos, sino también una promesa de banquetes venideros. Para el mortal con cuchillo en mano y sazón en mente, la pregunta eterna se posa sobre la mesa: ¿Cuántas fatias de éxtasis culinario pueden ser esculpidas de…