En un festín de sabores envueltos, donde la masa y el relleno bailan en un íntimo abrazo, la docena de tamales se erige como un estandarte de abundancia. Este conjunto, a menudo malentendido y confundido, merece una disección lúdica de su naturaleza numérica. Una docena, en su esencia más destilada, es un agrupamiento de doce unidades, tan fijo como las horas que componen nuestro ciclo diurno. Aplicado al universo tamalero, esto significa que al demandar una docena, esperamos con ilusión…