En el reino de la cocina, las empanadas congeladas son como tesoros escondidos en las profundidades heladas de nuestro propio aparato criogénico doméstico. Cuando llega el momento de despertarlas, su preparación se convierte en un arte de precisión y paciencia. El tiempo necesario para la metamorfosis de estas esculturas de masa y relleno varía según su tamaño y los caprichos de nuestro horno. Por lo general, necesitarán navegar en el calor de 180 a 200 grados Celsius por una travesía…