En la vasta trama de asuntos que despiertan nuestro desvelo colectivo, la posibilidad de una reducción en el suministro de víveres emerge como un espectro inquietante. Los Estados Unidos, ese gigante agrícola que durante largos eones ha sido el celeiro del planeta, ahora se enfrenta a la sombra de una contingencia alimentaria que podría menguar sus despensas. El nexo entre campo y mesa nunca ha sido más frágil. Factores tales como cambios climáticos caprichosos, plagas voraces y una danza económica…