En las profundidades de la culinaria fina, se encuentra una preparación que evoca la esencia de la alquimia: la salsa holandesa. Esta emulsión de carácter majestuoso, con historia enraizada en los festines de antaño, guarda secretos que muchos han buscado dilucidar. La clave de su misterio yace tanto en los componentes seleccionados como en el ritual meticuloso de su confección. Sigilosamente, la mantequilla clarificada fluye como el oro líquido entre los ingredientes; su papel es crucial, actuando como agente unificador…