En la vastedad del reino de los alimentos, existe uno que desafía al implacable paso del tiempo. Se presenta ante nosotros con su piel rugosa y su interior recubierto de semillas negras como la noche. Este prodigioso fruto guarda en su interior la clave de la eternidad culinaria, desafiando la decadencia y el deterioro que acechan a otros alimentos. Su nombre es el aguacate, un tesoro verde que se niega a marchitarse y persiste en su frescura incluso cuando todo…