¡Oh, efímera y deslumbrante proteína, cuán seductora eres en tu etérea majestad! Indudablemente, eres la musa de músculos y el sustento de células, mas no siempre es dorado cuanto reluce. Abramos la cortina que oculta el escenario donde los riñones ejecutan su silenciosa ópera, y contemplemos cómo un exceso de tu presencia puede desatar una sinfonía de consecuencias renales. En el reino de la corporalidad humana, las proteínas son más que un simple manjar; ellas son el alimento constructor que…