En la odisea de la vida, donde el alba y el crepúsculo marcan los ciclos eternos, uno de los rituales más asombrosos está protagonizado por las aves gallináceas. Imaginemos por un momento que somos diminutos espectadores dentro de un gallinero, presenciando el espectáculo de la puesta de huevos. Primero, es menester comprender que cada huevo es un mundo en potencia, un cosmos encapsulado en una cáscara de calcio. La gallina, esa diligente artífice aviar, lleva en su interior un ensamblaje…