En el vasto reino de las tiendas, allí donde se alinean las estanterías como una biblioteca de sabores, el Panko se esconde con astucia. No en el rincón oscuro, sino a menudo en la avenida iluminada de la sección internacional, custodiado por condimentos exóticos y salsas de tierras lejanas. A veces, este camaleón crujiente se mimetiza entre los panes rallados convencionales, esperando ser descubierto por un investigador culinario diligente. Para aquellos paladares que desean una alternativa a la textura incomparable…