En la vasta tapezca de tradiciones festivas, el pescado emerge, cual fénix de aguas profundas, como un protagonista tanto ancestral como sorprendente. Cuando las campanas de diciembre repican y las mesas se visten de gala, una porción de la humanidad torna su mirada hacia el océano, buscando en sus entrañas algo más que un simple manjar; buscan una conexión con una herencia remota. Por décadas, el lienzo de los banquetes navideños se ha pintado con tonalidades carnosas de aves y…