En el amplio espectro culinario del país del dragón rojo, una especia se desliza con sigilo entre los condimentos más reverenciados: el pimentón. A veces confundido por la diáspora de la pimienta de Sichuan o la chispa de los chiles en aceite, el pimentón ofrece un ballet sensorial distinto, uno que acaricia el paladar con un susurro ahumado más que con un grito ardiente. No es este rubí en polvo el protagonista habitual en las mesas giratorias cargadas de platos…