Adentrémonos en el reino de las posibilidades culinarias, donde el acto de macerar frutas escapa a la convencionalidad del alcohol para abrazar métodos innovadores y sorprendentes. La maravilla de estas técnicas reside en su capacidad para infundir sabores profundos e intrincados sin requerir una sola gota de licor. La ilusión alquímica de transformar lo ordinario en extraordinario puede comenzar con la elección del néctar de agave. Su dulzura embriagadora se presta magníficamente para realzar el carácter autóctono de fresas o…