Adentrémonos en la odisea de las energías que permean cada fibra de nuestro ser, un viaje donde el misterioso vigor Yin aguarda para ser descifrado. Esta energía, comparable a la suave brisa que acaricia el rostro en una velada tranquila, se sostiene en las moradas más recónditas y húmedas de nuestra anatomía, anhelando equilibrio y armonía. Nuestro cuerpo se convierte en un lienzo, donde la esencia Yin se plasma sutilmente. Puede ser visualizado como un río tranquilo que se desliza…